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"El niño es el padre del hombre;
y desearía que mis días estén
uno a uno ligados a la piedad natural."

William Wordsworth, "Mi corazón salta"
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EL GUARDIÁN (vídeos)

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MUTARI IN ALITEM

lunes, 25 de junio de 2012

PAÍS, III / IV

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PAÍS




III y IV






"La clasecita" (antigüa cocina), Ángela Geras








      Calor en los calcetines recién descubiertos, tan extranjera entonces como después, y sin embargo, el mismo hechizo delante de lo reconocido. Hoy de repente todo el espacio es una pared, la que queda de lejos después de haber cruzado tantos kilómetros; puede que no llegara nunca a ese lugar de frontera desarraigado de los demás y por eso me traje montones de cintas, por si acaso, tal vez, se hubiese tratado solamente de un viaje.


Ahora parece que hubieran sido mentira las direcciones hechas con las estelas de las camisas, que hubiera sido falsa la longitud y que en las horas no hubiera estado nunca aquel halo en el aire con el que me guiaba cada vez que mi cuerpo crecía. Suelo estar impermeable y ya no siento que me moja la lluvia, pero en el centro, fue todos los días un aguacero con el que me tapaba de lo desconocido. Antes de aproximarme a donde acaba la luz, salté varios metros de goma negra junto a un corro de niñas que entonaban una canción en un idioma del que sólo recuerdo dos pequeñas palabras: suelo y adiós. Podría haber sido mentira también mi temor a perderme dadas las dimensiones del cielo fabuloso que tenían los sábados del invierno.
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viernes, 22 de junio de 2012

PAÍS, III

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PAÍS 




III













      Calor en los calcetines recién descubiertos, tan extranjera entonces como después, y sin embargo, el mismo hechizo delante de lo reconocido. Hoy de repente todo el espacio es una pared, la que queda de lejos después de haber cruzado tantos kilómetros; puede que no llegara nunca a ese lugar de frontera desarraigado de los demás y por eso me traje montones de cintas, por si acaso, tal vez, se hubiese tratado solamente de un viaje.









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PAÍS, II

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PAÍS




II













      Quiero cerrar tanto los ojos hasta que vuelva a sonar el chasquido del hombre de la puerta, quiero cerrar tanto los puños que vuelva a oler las cáscaras de los plátanos de los domingos cuando el anochecer, quiero encoger tanto las piernas que pueda mantener el sabor de la piel tan repentinamente colgando sobre sus arcos. Quiero sellar mis pies que hasta parezca que vuelo cuando me voy a países que no existieron más, quiero ese trozo de cal cortada que se astilló con el roce de la ropa tan blanca. Quiero creer firmemente que los pasillos miden diez lunas y me quiero llevar otra vez la naranja que se cayó del peto cuando empezaba a reconocer el mes de marzo.
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lunes, 18 de junio de 2012

PAÍS I

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PAÍS




I













      Un perfume de nunca va de derecha a izquierda charlando con las baldosas mientras me pego a la pared de otro martes lluvioso, mientras saco de la maleta de encima de la cama un instrumento musical con el que tengo la intención de conseguir amigas.


Del otro lado que va desde la izquierda al revés, el trueque es de un compás completamente nuevo por otro viejo que me lo entrega una niña plisada como sus trenzas o plisada como mis tablas y que contiene la goma de saltar. Hay luz al fondo y nos colocan en fila para que veamos el arco iris atravesar la puerta. “No lo veréis si no seguís el dibujo”, dice desde muy lejos alguien con los dedos en cruz sobre este lado de la fotografía.





















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lunes, 11 de junio de 2012

EL BALCÓN





EL BALCÓN














      Se va a descorrer el velo, quiero decir: levantarse de entre la abulia de la mañana e ir hacia el corredor fascinante en el que, pocas o algunas veces, eso da igual, se oficiaba el milagro.


Te vuelvo a ver desfilando por encima de las bandejas con la coleta atrás sobre los puños blancos y yo mirando por un balcón, el de enfrente, desde el que veo el jardín, en éste mismo sitio que ahora está mudo. Aquel día en el que las uvas estaban pendientes de un blanco mantel que se acercaba o se distanciaba según las piedras, las barandillas o el cielo.


Siento los agujeros desde los cuáles empieza a girar el carrusel todas las noches en cuanto enciendes la oscuridad, tú que me traes luciérnagas en los bolsillos, tú que te vienes conmigo a por el árbol de las hormigas.









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lunes, 4 de junio de 2012

PASILLOS

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PASILLOS
















      No sé por dónde voy, no encuentro a donde me dirijo, alguien gira una puerta y piso cáscaras de abedul, cuando me acerco para cogerlas, se enredan entre los dedos los aros de la mañana, se enredan entre los peines las barandillas, se enredan entre los círculos de los pies.


Hay soles en las ventanas y hay inviernos en las ventanas, está el afuera y está el adentro, siguen clavados en su quietud el Oeste y el Norte, y abajo, donde las hojas del abedul, ya es Oriente.


Los dibujos del techo se salen de los horarios, son los mismos colores que por la tarde aunque parecen brazos desde un cristal.
Las mandarinas vienen conmigo cada vez que atravieso un pasillo y vuelve todo a empezar.












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